martes, 31 de agosto de 2010

"Reelección en Nicaragua: 121 años de historia"

"Esto lo puede ver hasta un bizco"
Residente Calle 13


En Agosto de 1889, el vicepresidente Roberto Sacasa y Sarria sustituyó al difunto entonces Evaristo Carazo (1822-1889, 42° Presidente de Nicaragua) en la presidencia de nuestro país; Al culminar el primer período, se presentó y ganó como candidato a la presidencia de nuestro país, (Cabe destacar que dicha acción estaba vetada en la constitución política de 1858) gobernando en tensiones conflictivas hasta que la oposición estallo en Granada. El 1° de Junio de 1892, Roberto Sacasa dejaría el poder por las reacciones populares ante su reelección presidencial, dejando atrás la primera reelección en la historia de Nicaragua, una Nicaragua que finalizaba el siglo XIX llena de discriminación y exclusión a la mayoría.
El año siguiente (1893), luego de la revolución liberal, José Santos Zelaya López comenzó su gobierno de 16 años (4 reelecciones presidenciales), acción que la nueva constitución política impulsada por su ideología liberal, la Libérrima se oponía, hasta que la reforma de esta se dio en 1896.

En la historia de Nicaragua, el siglo XX se debería de llamar: "El siglo de las reelecciones":

Entre 1900 y 1909, Zelaya se reeligió por 3° y 4° vez, en 1902 y 1908 respectivamente (A través de la reforma de 1896 a la Libérrima, el mandato presidencial duraba 6 años, comenzando el 1° de Febrero del año siguiente al sufragio). Las tensiones entre Zelaya y el gobierno estadounidense vinieron en declive después del pronunciamiento de la creación del canal interoceánico en Panamá (en vez de en Nicaragua, por el desacuerdo entre ambas partes por la soberanía del canal). Acabándose en la polémica "Nota Knox" de 1909 que apoyada a las intenciones conservadoras, hicieron que Zelaya partiera al exilio, acusándole de asesino y dictador.

Luego Adolfo Díaz, un fiel terrateniente tico que manejó La Luz y Los Ángeles Mining Company, las minas de procedencia gringa que extraían oro del noroeste del país en La Siuna antes de la intervención estadounidense de 1909; Apoyado por los marines, gobernó como títere del imperialismo yankees (el verdadero imperialismo) entre 1911 a 1917 y luego 1924 a 1927 período en disidencia con Juan Bautista Sacasa (hijo de Roberto Sacasa).

En 1937, por primera vez Anastasio Somoza García, se elige presidente de la republica de Nicaragua. Dos años después, renueva la constitución política (Vetando la reelección, art. 204 y 205 de la constitución política de Nicaragua de 1939). Deja el poder en 1947 (Cabe destacar que el período presidencial estipulado en las leyes de ese momento, declaraban que sólo duraba 6 años, Somoza gobernó por 10). 3 años después y 4 presidentes funcionaron (Leonardo Arguello, Benjamín Lacayo, Víctor Manuel Román y Reyes, y Manuel Fernández) antes de que Anastasio Somoza volviera a la presidencia. Anastasio se reeligió y no vino sólo, la constitución política de 1950 producto del pacto de los generales (Somoza García y Chamorro Vargas en 1950), viene detrás del. Su gobierno termino en 1956, cuando fue asesinado por un joven poeta leones (Rigoberto López Pérez)

Siguiendo los pasos de su padre, Anastasio Somoza Debayle, jefe de la guardia nacional (Institución militar que luchó contra los revolucionarios sandinistas, asesinando personajes cómo Silvio Mayorga en 1976, Carlos Fonseca Amador en 1976, Arlen Siu en 1976, Gaspar García Laviana en 1978, entre otros) fue electo para presidente de Nicaragua en el período de 1967 – 1972. Firmo entonces el pacto Kupia Kuni (Un solo corazón, en lengua misquita con Fernando Agüero en 1972). Tras 2 años fuera de la presidencia en 1974, Somoza Debayle se reelige presidente, en una Nicaragua inmersa en conflictos, oposición y repudio a la dictadura. Pedro Joaquín Chamorro Cardenal, principal opositor del presidente, fue asesinado, lo que causaría el estallido de la rebelión popular.

En 1985, 6 años después de la caída del régimen Daniel Ortega, un general chontaleño del ejército Sandinista, toma el poder de Nicaragua. El sistema de nuestro país pasó a asemejarse al socialismo marxista cubano y al socialismo leninista de la URSS. La constitución política renovada en 1987 declaró el poder del presidente sobre la asamblea nacional.

Luego de terminar su candidatura en 1990 con la derrota ante UNO (coalición de 14 partidos políticas que tenía de candidata a Violeta Barrios Vda. De Chamorro), Daniel Ortega ha sido el eterno postulante hacia el puesto de presidente en Nicaragua, lo vimos derrotado con Arnoldo Alemán y Enrique Bolaños, con márgenes de ventaja de 13% y 14% de ventaja respectivamente en los sufragios de 1996 y 2002.

En 2006, con un porcentaje de 38% (ósea, un poco mas de 850,000 personas) le bastaron a Daniel Ortega para la adjudicarse la presidencia de Nicaragua. Esto, debido a que en 1999, Ortega y alemán (principal cabeza del liberalismo nacional), firmaron la Piñata, un pacto que dejaría ganar a Daniel Ortega con más del 5% de los votos del sufragio sin ir a 2da vuelta, a cambio de las indulgencias a alemán por su lavado de dinero.

A escasos 2 años de que el gobierno de Daniel Ortega terminase, no puedo nombrarlo dictatorial, todavía; en tiempos de Somoza, por el simple hecho de nombrar esta temática ya estuviera fusilado, sin embargo este gobierno posee mecanismos dictatoriales. Sería un terrible error, que se cumpliese el amparo al art. 147 de nuestra constitución actual, pues significaría la posible candidatura de Daniel Ortega otra vez (5° candidatura en forma consecutiva) y su perpetuación en el poder, pues, si son ciertas las especulaciones de que se robaron las elecciones municipales en 2008. ¿No se robaran acaso las diputaciones? y tendremos entonces los 56 diputados que se necesitan para la promulgación de cualquier ley sin oposición ante cualquier ley sandinista.

Desde una óptica socio histórica, el nicaragüense observa la reelección presidencial como sinónimo de “dictadura”, por ejemplos como Zelaya y los Somoza, son casos totalmente concretos de perpetuación en el poder. Sin embargo, durante estos 59 años de reelecciones, Nicaragua gozó de gran estabilidad económica.

Sin embargo es triste que este fenómeno no sea un ejemplo de democracia y de desarrollo cómo lo es en las principales potencias del mundo cómo Estados Unidos, Brasil y Colombia. El problema radica en que nuestra educación política e histórica no nos deja ver el pasado de buena manera, sino que debemos hacer un “borrón y cuenta nueva”, criticamos y cometemos los mismos errores por no saber que hacer, por no haber estudiado (Aclaró, no significa que un bachiller no pueda ser presidente, Daniel Ortega es un vivo ejemplo), pero debemos de estudiar los contrastes y reacciones de la historia en Nicaragua. Luchemos por que Nicaragua sea una verdadera republica democrática, representativa y unida.

Prometo continuar este ensayo.

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