martes, 26 de octubre de 2010

La muerte del Teyte


Tanta sequía nos ha hecho perder las cosechas del maíz en todo
Nicaraocalli.
Es el día 20 del inicio del haab,
el xihuilt,
cerca del tercer sol.

Y según los güegües,
la sequía seguirá si no hay un sacrificio majestuoso.
Xolotl,
dios, perro,
jefe del inframundo que es el xibalba,
reino del agua,
el lago...

El gran lago carcelero de Ometepelt,
nos ha castigado por no inmolar un xulo como era debido.

Soy Nicarao,
teyte de uno de los siete reinos.
Estoy desesperado por el hambre y la frustración de mi pueblo,
he hablado con los sabios ancianos
y me han contado que entre tantos sueños reveladas,
soñaron que somos la única tribu del Chicomoztoc
que sufre el enojo del dios perro.

Esta noche los güegües proclamaron su dictamen,
al amanecer de hoy seré sacrificado en el orchilobo del alt,
del agua,
de Xolotl.
Mi sangre alimentara a mi pueblo,
el pueblo de Nicaragua,
mi corazón será entregado a Xolotl,
en la manera más honorable según nuestros ancianos.
El puñal de verde obsidiana,
abrirá mi pecho hasta dejarme sin vida.

Y entre la danza y el trago de chicha fermentada
con las últimas mazorcas de maíz que tenemos,
entregaré la cuerina de venado de
Neck Nome
(Valle de los Guerreros)
que cubrió mi cuerpo en las todas las victorias contra los chorotegas,
matagalpas
y maribios,
a mi hijo Nicaragua,
y con ella será nombrado teyte de Nicaraocalli
y pasara a ser Nicarao,
al igual que yo.

Tan rápido ha llegado el momento,
el quetzalcoalt no ha vuelto.
Y desde la cima del orchilobo,
Ochomogo al norte,
al este el gran lago,
al oeste las barrancas del mar y al sur el gran bosque,
estoy en el mejor lugar donde morir.
Entonces, el sacerdote salió del templo de los caracoles,
me postré ante él
y el puñal de obsidiana se empuñó en mi pecho.


martes, 19 de octubre de 2010

Todos llevamos un escritor dentro

“Todos llevamos un escritor dentro”, es decir: que todos tenemos intelecto. Un intelecto que nos apremia como seres pensantes y sociales, pero sobre todo, creadores. Entre nuestras necesidades no naturales, se encuentra el comunicar y expresar opiniones, críticas, denuncias, proyectos y soluciones a lo largo de las épocas y contextos.
Imaginarse un mundo donde nadie tomase la tarea de escribir (y por ende, postergar en la historia) es agobiante. Todos los conocimientos (ciencias, artes, matemáticas, teorías, tratados, etc.) serían el derroche de tiempo y saliva, de unos viejos sabios en una sociedad joven, retrograda, indiferente y meta ignorante.
Sí Cortázar hubiese preferido contar “Rayuela” a algunos niños, en vez de publicarlo, nunca hubiera logrado la influencia en el Boom literario de Latinoamérica en el siglo XX. ¿Qué sería del surrealismo sin él?
O en el caso de que Miguel de Cervantes haya dicho la verdad, y no fuese él, el escritor del Quijote de la Mancha. ¿Quién tuviese la dicha de haber recuperado dichos papeles, si nunca pudieron ser escritos? Suponer que nadie de nosotros habría entonces leído con tanta picardía tal odisea (incluyendo al mismísimo Rubén Darío) sería desastroso para la memoria popular e histórica de la humanidad.
El conocimiento camina de generación en generación de manera fidedigna por la vía escrita. Nunca habrá otra expresión del ser humano que alcanzara a la escritura. Entonces, que tire la primera piedra el que este libre de haber en su vida tenido que ver con las letras.